historias
Los 365 días del año, los albergues transitorios brindan servicio non stop las 24 horas de los 7 días de la semana. Sin reservas ni check-in, las habitaciones se liberan y se vuelven a ocupar dejando a las mucamas solo unos minutos para una limpieza rápida e higiénica. “De la gente que viene, lo que mas hay, cuenta el conserje de uno de estos hoteles solo para adultos, es el de la trampa”. Los encargados de mantenimiento lo confirman y cuentan anécdotas donde dicen haber escuchado todo tipo de excusas cuando suenan los teléfonos en medio de una “reunión”. Sin embargo todos coinciden en que lo que más fuerte retumba en los pasillos de los albergues son los gritos de placer y de goce compartido. La experiencia de los telos es así. Siempre ronda entre lo sutil y lo grotesco. Dentro de las cuartos, los espejos permiten observar hasta el mas mínimo detalle pero luego prima la discreción y la privacidad. La oferta va de las habitaciones con lujos de los más extravagantes hasta las más básica y funcional. Se pide sin pudor según las ganas o la urgencia. La decoración del cuarto de un albergue transitorio puede ser kitsch, pop, campestre o industrial... pero siempre cargada e imponente. Porque lo que buscan los clientes es ante todo glamour. Acuden amantes ocasionales, parejas consolidadas, matrimonios o grupos...todos por el juego y el placer. Nombres como Pink, Palo Alto, Kebon, Obsession, Kiss me, Venus, PussyCat, Feline, Desirée, Je T'aime... invitan a soñar y romper taboos. Erotismo, fantasía, sexo, sexo, sexo... y veces también amor.
Los precios varían según la duración y la calidad del cuarto. Algunos cuentan con cochera privada y permiten evitar la sal de espera y ser descubiertos.
Existe el mito de que las habitaciones tienen cámaras ocultas. Los conserjes controlan la entrada y la salida de las habitaciones pero aseguran que no pueden saber nada de lo que ocurre dentro de las habitaciones.
Las habitaciones son conectadas por un pasillo central para que el personal pueda llegar rápido a cada habitación.
Telos Kansas del centro de la ciudad de Buenos Aires. Cuarto 304, la sorpresa.
El telo Pink en el barrio de Once. La luz del día no suele entrar en los cuartos del hotel, es el resplandor de la televisión, que se prende automáticamente cuando se abre el cuarto, el que ilumina y calienta el ambiente.
Telo de los Jardines de Babilonia. Los sex toys se venden en los cuartos y se pagan a la salida. Se intenta, para preservar la privacidad y la identidad de los clientes, que no se tengo contacto directo con los conserjes.
El Jacuzzi ya es un clásico en los albergues transitorios pero otros amueblan las habitaciones como verdaderos loft con cama solar, sauna, piscina privada, jardín, pool, Wi Fi, Direct TV para ver los partidos...
Telo Pink. Un cartel invita los clientes a usar profilácticos y cuidarse de las enfermedades sexualmente transmisibles.
Los jardines de Babilonia al costado de la panamericana en las salida de la ciudad. Tuvo su tiempo de esplendor en los años 90 y mantiene hoy cierto standing.
Algunos telos estan construido en forma de círculo para facilitar el acceso a los cuartos sin que el personal tenga contacto con los clientes.
Hotel Bahía en Mercedes. 24 horas al día los 7 dias de la semana de cada semana del año...